jueves, 7 de abril de 2016

Dos niños y un pis.


Hoy quiero dejar constancia de una anécdota sucedida entre dos niños, que demuestra la importancia de trabajar la inteligencia emocional.






En el baño, Nacho y Yoel porfiaban por ser el primero en hacer pis. Ese día Nacho vestía un pantalón un poco más difícil de manejar y, mientras intentaba desabrocharlo, Yoel se le adelantó y se sentó en el inodoro. 

Nuestro Nacho es un niño de alta demanda emocional y al punto estalló en un llanto compulsivo. Yoel, que le miraba apenado, al terminar su pis, se acercó rápidamente y mirándole a los ojos le dijo:
—¿Qué te pasa Nacho? ¿Estás muy enfadado?
—Sííí.
— ¿Porque yo hice pis primero?
—Sííí.
—¿Qué puedo hacer para que no llores?
—No sé.
—¡Quieres un abrazo para que se te marche la pena?
—Sííí.
Y los dos se fundieron en un abrazo que resultó ser bálsamo para calmar el disgusto de Nacho

Vanesa y yo nos miramos emocionadas, con ese tipo de emoción que humedece los ojos. ¡Qué alegría y qué satisfacción ver como estos peques empiezan a utilizar la inteligencia emocional de forma tan efectiva! Que no solo reconocen sus estados emocionales sino que también intentan manejarlos. Que el esfuerzo por educar personas felices empieza a dar sus frutos.

Y esto me lleva a una reflexión. Educar la inteligencia emocional de los peques no es solamente hablar de las emociones los lunes por la mañana como está programado, y aprender a reconocerlas a través de imágenes y cuentos o poniendo caritas frente  al espejo. Educar la inteligencia emocional es, sobre todo, ofrecer modelos: de cómo ser empáticos, de cómo acompañar, de cómo proceder, de cómo contener…

Nacho, Yoel y sus compañeros han sido espectadores en muchas ocasiones de mi actuación con los peques cuando están enfadados, tristes, irritados… o cuando, simplemente necesitan un poco más de atención de lo normal. Han interiorizado la forma de proceder: reconocer la emoción, asociarla al hecho que la ha producido, contenerla y calmarla… Y cuando se han encontrado en una situación similar lo han aplicado. Además, como el resultado ha sido el que esperaban, esto les motivará para seguir poniendo en práctica esta actuación.


Y ya que hablamos de educación emocional, os voy a enseñar dos recursos del aula muy útiles en el manejo de las emociones: la botella de la calma y el rincón de la tranquilidad.

La botella de la calma es muy conocida, aunque los papis de nuestros peques no habían oído hablar de ella.
Se hace añadiendo purpurina a una botella de aceite para bebés. Yo la hice de color verde porque ese color es el asociado a la calma en el libro "El mostruo de los colores". Este libro lo hemos leído y trabajado varias veces, por lo que ellos ya asocian el color verde con ese estado emocional. He puesto además unas estrellitas doradas, porque les ayuda a centrar la atención en un solo elemento y se abstraen más.





Habitualmente, cuando un peque está muy alterado prefiero hablarle y tratar de calmarle yo, como os he explicado en algunas entradas (Pincha aquí). Lo mejor en estas situaciones es la cercanía y la calidez del adulto. 

Pero hay momentos en los que no puedes detenerte demasiado porque tienes otros niños demandando atención, y entonces resulta muy útil la botella de la calma. Se agita y se le da al niño explicándole que la purpurina, en este caso las estrellitas, están muy inquietas y alteradas, igual que él, igual que sus emociones, pero que poco a poco se van a ir tranquilizando y asentándose en el fondo de la botella. Y que lo mismo va a pasar con su enfado.

En la red hablan de la botella de la calma como un recurso infalible, pero ya os he comentado que, si puedo, prefiero ser yo quien interactúe con el peque, porque le ayudo a reconocer y poner palabras a lo que siente, y al final le llevo a ser consciente de cómo se ha calmado.


En cuanto al rincón de la tranquilidad, lo he hecho con una cuna a la que he colocado un dosel de tul trasparente, esto permite que los peque se aíslen y que yo pueda vigilar lo que sucede en su interior. Como el espacio que ocupa lo necesitamos cuando hacemos las fiestas y otras actividades puntuales, el dosel simplemente cuelga de una de esos tendederos redondos para calcetines, así puedo retirarlo junto con la cuna con facilidad.



Hay que ser cautelosos a la hora de utilizar este rincón, porque si no se usa correctamente se puede parecer más a una zona de castigo (al estilo de la silla de pensar), que un espacio para relajarse y calmarse. 

Ir al rincón de la tranquilidad es algo opcional. Es un espacio para ellos y no hace falta que estén enfadados para meterse dentro. Van allí cuando están tristones o no saben qué les pasa, a veces solo porque necesitan aislarse, incluso retrotraerse a los momentos en que eran más pequeños. 




Pero ya digo que cuando están furiosos funciona mejor la atención personal. Generalmente, lo que necesitan es que se reconozca el hecho que desencadenó su enfado y que le ayudemos a contenerlo.

Lucía Antolín.

6 comentarios:

  1. Una vez mas,bravo Lucía!!!
    Me encanta como los niños expresan sus sentimientos,sus emociones!!
    La botella de la calma que le regalaste a Manuela ha resultado muy útil!!! Mil gracias!!!
    Sigue con el blog que es maravilloso leerte!
    Un saludo

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    1. Gracias, Ana.
      No te imaginas lo importante que es para la vida de las personas aprender a controlar y manejar las emociones, para llegar a ser adultos emocional y psicológimente estables. Por eso le doy tanta importancia en la programación y en nuestra forma de interactuar con los peques.

      Me alegra que te guste el blog, seguro que eres capaz de imaginar todas y cada una de las actividades que cuento. Conociéndote no me extrañaría que las pusieses en práctica con la peque.

      Un abrazo para los tres, especialmente para mi Manuela.

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  2. Hola! genial la interpretación de ese rincón especial y la aclaración que no tiene nada que ver ( por suerte) con la silla de pensar, o el castigo. Me encanta encotrar compis implicados con la educación de los peques. Estás invitada a compartir emociones en mi blog
    silvina-porelcaminodelasemociones.blogspot.com.es
    Beset grande!

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  3. Gracias,Monica.
    Acabo de pasarme por tu blog, que ya tenía localizado de antes. Aunque yo trabajo con peques de primer ciclo, y la evolución y madurez es muy diferente a tu grupo, he encontrado allí ideas que puedo adaptar. Por cierto, en mi aula también vive el Monstruo de los colores.
    Saludos.

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  4. jejeje, qué simpáticos. Son súper sensibles a las emociones que les rodean, Manuela se preocupa mucho por nosotros y nos aporta soluciones cuando ve algo malo, un besito, un abrazo, ... Esa inteligencia emocional es muy útil. Es importantísimo manejar las emociones en la vida. ¡Saludos! ;)

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    1. ¡Qué bueno que manuela sepa detectar una emoción o situación poco agradable! Y lo que me parece más importante es la autoconfianza en su propia capacidad para ayudar.
      Un abrazo

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