viernes, 26 de junio de 2015

Las ranas



Un día que buscábamos información para el proyecto los pájaros, en unos preciosos libros de naturaleza descubrimos las ranas. A los peques les llamó mucho la atención y Marcos me preguntó qué comen. He de decir que esta pregunta me hizo mucha ilusión, porque me hace suponer  que van despertando en ellos las ganas de saber. Así que armados de lupa, rastreamos otros libros para buscar qué comen las ranas, hasta que,¡bingo!, descubrimos una rana comiéndose una libélula… ¡con una lengua enoooooorme! 

Pues eso, que las ranas comen insectos sacando y estirando mucho su lengua.







Esto me dio idea para una sesión de gimnasia bucofacial: sacamos y metemos la  lengua,  y la colocamos  a un lado y a otro de la boca, intentamos chuparnos la nariz, (no os imagináis con qué ganas lo intentaban), la movemos de un lado para otro, intentamos  comer migas solo con la lengua. Y  al final terminamos haciendo un montón de muecas y mohínes con los que nos reímos un buen rato.  La gimnasia bucofacial es importante en estas edades porque fortalece los músculos de la cara y de la boca que intervienen en la pronunciación correcta.


 Al día siguiente busqué un par de ranitas que tenemos para jugar  y las colocamos en el rincón de la primavera. Pero Lucía la peque me dijo que necesitaban agua, porque viven en el agua, que ella lo había visto en el libro.  Como “yo no estaba muy segura” volvimos a repasar el libro para cerciorarnos. Y,  sí, es verdad, viven en una charca.   Por un momento accedí a su sugerencia y coloqué un bol con agua.  ¡Incauta de mi !
Lo que hicieron los peques fue dedicarse a echar dentro todo lo que pillaban, y meter las manos y  salpicarse unos a otros. Tuve que quitarlo y les propuse fabricar  una charca pequeñita, con el agua pintada. Y eso fue lo que hicimos,  “pintar agua” con una técnica diferente, que no habíamos utilizado anteriormente: con espuma de afeitar y colorante alimentario azul. El resultado es muy original, porque tiene volumen y da la impresión de que las ranitas están dentro del agua. 
Aunque Lucía la peque  no lo vio claro  ( y con toda la razón del mundo):
 - Pero ahora no salpica- protestó


Espuma de afeitar y colorante azul



Mezclamos y....

Ya tenemos agua para las ranas




Fijándonos bien en las imágenes del libro, observamos que las ranas saltan, y Marcos y Ángel, me enseñaron cómo se hace. ¡Ves, otra cosa que yo no sabía! Estuvimos un buen rato saltando como ranas, con lo que ese día no hicimos sesión de psicomotricidad. Y,  al final hubimos de relajarnos tumbados en la alfombra, muy quietecitos, escuchando muy bajito una pieza de música clásica y con la manita sobre el pecho, sintiendo el corazón, que parecía que se nos quería escapar de agitado que estaba.


Saltamos como las ranas


Una mañana, Lucía la peque, trasladó las moscas y mosquitos del rincón de los pájaros a la charca de las ranas

-Es que los pajarines ya no quieren comer más y las ranas tienen hambre- se justificó. 

Y entonces me acordé de un juego de atención y destreza visual, sobre insectos. Pertenecía a una revista Caracola que nos había regalado Tere, la bibliotecaria de La Robla. (Tere, ¿ te habíamos dado las gracias por la revistas que nos regalaste?)


El juego de los insectos: destreza visual.




Esa mañana y en días siguientes jugamos con él, y aunque parecía muy complicado, se entretuvieron un buen rato contando las mariposas, buscando moscas y caracoles... Al final sabían diferenciar una mosca de una abeja, o  una araña tigre de una araña segador. Bueno, lo que les mola sobre manera es el uso de la lupa…  que por cierto, ya se nos rompió. Y el juego quedó colocado junto a la charca de las ranas, para que pudieran comerse todos los insectos que quisieran... 





¿Os gusta vuestro estanque, ranitas?



También miramos y escuchamos un cuento muy original, que nos contó Lucía la profe. Nos presenta una rana, que no es una rana, pero que vuelve a ser una rana, y otra vez ya no es rana, y, y... ¡Vaya lio para explicarlo! Mejor que lo veis aquí: 






Es un cuento con muchas repeticiones, así,  después lo intentamos contar nosotros. Es muy fácil. Y es bueno para afianzar vocabulario.  
Mami, ¡esta noche te lo cuento!

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