domingo, 10 de mayo de 2015

La casita de chocolate

Ya hace unas semanas que terminamos el taller de La casita de chocolate, pero liada con la defensa del TFG apenas he tenido tiempo de escribir en el blog.  

Uno de los objetivo de este taller era trabajar la inteligencia emocional, en concreto el reconocimiento de emociones básicas. 
Aquí veréis el cuento que Lucía  nos narraba mientras  nos iba mostrando los pictogramas que representan la alegría, la tristeza, el miedo y la felicidad. Se trataba de aprender a identificar esas emociones.





Después,  nosotros los peques teníamos que asociar las escenas con la emoción correspondiente, aunque la alegría y la felicidad nos resultan aún algo confusas, apenas las diferenciamos.  En las asambleas también hablamos mucho de las situaciones en que sentimos esas emociones, por ejemplo, si mamá nos riñe estamos tristes, cuando jugamos con los amigos estamos alegres, cuando papá y mamá nos dan besos nos sentimos felices, los ruidos muy fuertes nos dan miedo, etc. 



Identificar emociones, primer paso de la Inteligencia Emocional



También trabajamos el concepto corto-largo, que aparece en el cuento. Lo hicimos construyendo vías de tren, y filas de animales, largas y cortas. Estos son conceptos tanto de lógica matemática como de inteligencia visoespacial.


Vías largas y cortas

Para educar este tipo de inteligencia también jugamos a construir casas con los bloques de foam, al principio nos costó mucho, hasta que tomamos conciencia de que había que ayudarse y colaborar con los demás para conseguirlo. Cuando por fin lo logramos, ¡Hala, todos a refugiarnos dentro de la casita, que viene la bruja! ¡Qué diver!

 
Construir casas,  ¡qué dificil!


¡Todos adentro, que viene la bruja!




















Además,  hicimos puzles con la imagen de  Hansel y Gretel. ¿Qué va arriba, la cabeza o los pies? ¿Y si los ponemos boca abajo? ¡Vaya lio! 

¿Los pies van arriba o abajo?





Trabajamos así mismo el número dos, grafía y cantidad. Acordaros que eran dos  los caramelos que la bruja les ofrecía. Comenzamos con un juego, descubrir todos los números escondidos por la clase. Cuando los encontrábamos los colocábamos en una bandeja y seguidamente los clasificábamos según su grafía: en una bandeja todos los números uno,  en otra los números dos y en otra los números tres.

Clasificando los números




Otra actividad fue conocer y nombrar las partes de la casa, en castellano ayudándonos del mural, y en inglés a través del ordenador, con el juego de los peces comilones. Y también aprendimos que Hansel is a boy, Gretel is a girl, Hansel has blue trousers, y Gretel has a pink dress

Una de las cosas más sorprendentes que en el ordenador pudimos ver fue ... nuestra propia casa! ¡Que sí, que estaba allí! Nuestra camita, nuestro salón. A los dos días según aparecían las imágenes en la pantalla ya sabíamos: esta es la cama de Marcos, este es el salón de Manuela, el sofá de Ángel. Y también preguntábamos por las cosas que veíamos en las fotos: los coches de la habitación de Lucía, la pizarra del salón de Samira, el Pocoyó de la cama de Ángel...


Y no podía faltar el taller artístico, que esta vez le hicimos con todos los sentidos. Mientras escuchamos una composición musical llamada Sueño de amor de Franz Liszt, con chocolate pintamos una casita que Lucía nos había preparado en cartón duro.


¡Qué placer, oler el chocolate, mojar los deditos y rechupetearlos! Y, luego, para que nuestra casita fuera más auténtica la decoramos con chuches. Este es el resultado.
¡No me extraña que Hansel y Gretel quisieran comérsela!  



¿Pintar con chocolate? Sííí´...



   
Pero primero hay que probarlo
























Lucía Antolín

2 comentarios:

  1. Felicidades por el gran trabajo realizado en el aula! Rellenando fichas y libros no se estimula la imaginación y la creatividad de los niños. Necesitan experimentar para comprender el mundo que les rodea. Si me permites comparto el cuento de La casita de chocolate, trabajar la inteligencia emocional ha de ser un objetivo prioritario, y la capacidad de transmisión de los cuentos o canciones no se consigue con realizar fichas.

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  2. Gracias por tu comentario, claro que puedes compartirlo. A mí también me parece esencial trabajar la inteligencia emocional en el aula. La neurociencia ha demostrado que las emociones van indisolublemente unidas al aprendizaje. Un niño felíz es un niño quye explora, aprende, imagina...
    Saludos,
    Lucía.

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