miércoles, 20 de mayo de 2015

La sopa y las matemáticas


Esta entrada se la dedico de forma especial a Álvaro, el hermano de Marcos. Muchos días,  cuando viene con su mamá a dejarlo en la guarde, me pregunta qué van a hacer hoy los niños.  Él reconoce que le gusta más venir a la guarde que a su cole, y algunas veces quiere quedarse.  Como si la decisión dependiera de mí. 
Por eso, viendo lo mucho que a todos les gusta, cuando en el cole  tienen vacaciones y nosotros no, siempre habilitamos un día especial dedicado a los hermanos.  Estas fotos son de la última jornada “Día de  los hermanos”

 



Ayer, cuando me preguntó  le comenté que íbamos a trabajar con  las bandejas sensoriales, en este caso las de la sopa.  ¡Que divertido!, contestó.  Y muy amablemente me deseó: pues que te salga bien.  Pues sí, Álvaro, nos salió muy bien y, como te prometí, aquí está “el reportaje”.

Primero quiero decir que esta es una actividad para desarrollar la inteligencia lógico-matemática a través de la manipulación de un material continuo, en este caso sopa.  El origen del conocimiento lógico-matemático está en la actuación del niño sobre los objetos, y más concretamente en las relaciones que establece entre ellos a través de esa actuación, de esa manipulación.  En este caso, la actividad está diseñada con el objetivo de que los peques se inicien en el concepto de medida. Y paso a explicarlo con la fotos:

Para cada niño hay una bandeja llena de sopa (también puede ser pan rayado, lentejas, u otro material continuo)  y unas herramientas de trabajo, solo cuatro,para que no dispersen la atención. En este caso una cuchara, un vaso de plástico, un embudo y un tarro grande. Se lo presento y les dejo manipularlo libremente.  
Comienzan intentando llenar el tarro con la cucharita pero pronto se cansan, es lógico, necesitarán muchas cucharaditas para conseguirlo. Aunque dudo que ellos lleguen a esta conclusión, de alguna forma lo intuyen.  Es decir, perciben que es una unidad de medida demasiado pequeña para el tarro grande.


Después pasan a llenar el vasito con cucharaditas. Lo llenan y lo vacían una y otra vez. Algunos lo vuelcan intentando hacer un minicastillo , pero “no se puede”, y después de varios intentos lo dejan.  




Luego con el vasito tratan de llenar el tarro grande, primero lo llenan con la cuchara (el vasito de plástico) y después lo vuelcan en el tarro.  Así una y otra vez. Yo no intervengo, solo observo.  Ellos comprueban que para llenar el tarro se necesitan varios vasitos de sopa.



 Al cabo de un rato a alguno se le ocurre cargar el vasito directamente en el montón de sopa, sin utilizar la cuchara. Es más rápido. Y los demás le imitan.

 Y más tarde tratarán de hacer la operación reversible, vaciar el tarro sobre el vasito.  No sé que ideas pasarán por su cabecita, pero se quedan mirando con atención: el vaso se llena totalmente y mucha sopa cae fuera. 




Finalmente experimentan con el embudo.





Para la próxima sesión  añadiré a la sopa macarrones de caracol, al objeto de que observen que la sopa, que es fina, sí pasa por el embudo, pero los macarrones de caracol no. ¿Porqué? 

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